La tecnología no es nuestra enemiga, pero tampoco puede convertirse en la dueña y maestra principal de nuestros hijos. Hoy se presenta como confidente, amiga y consejera, estando disponible para ellos a toda hora, al punto de generar vínculos emocionales que resultan preocupantes. Como padres cristianos, estamos llamados a recuperar nuestro rol de guías espirituales y emocionales, acompañando sus vidas con amor y dirección.

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