Vivimos momentos de incertidumbre en nuestro país: elecciones próximas, pandemia, sicariato, etc., y pareciera que todo aquello que considerábamos firme, resulta que ha sido endeble.
Es en estos momentos cuando Dios nos deja ver que vivimos en un mundo donde la maldad impera, y que por mucho que tengamos momentos de genuina alegría, finalmente la separación entre ambos, Dios y el mundo, y la sentencia que tenemos, nos alcanzarán, y descubriremos que en esta vida lo único seguro es que nada lo es.
Debemos entender que esa necesidad de relaciones que duren para siempre, de paz que sea permanente, de gozo que no se vaya... no pueden ser alcanzadas en esta vida, y que por lo tanto debe haber algo mas allá de lo que veo, que satisfaga esa necesidad, y es allí donde tengo que poner mi esperanza, en saber que Dios me está esperando para vivir conmigo para siempre.